El primer día que me dí cuenta que podía ser un líder fue cuando decidí ayudar a los demás. Recuerdo que fue un día en el que mis compañeros del trabajo se habían enterado que había terminado mi examen de SixSigma en la prestigiosa empresa General Electric. Yo era uno de los empleados más jóvenes en graduarse como Six Sigma Green Belt y había pasado un examen difícil para poder obtener la certificación. Muchos compañeros que llevaban muchos años en la compañía no habían obtenido la certificación de Green Belt.
Con ese evento comencé a generar confianza con mis compañeros de trabajo, porque comenzaron a creer más en mí, a pesar de ser un joven de bajo rango que apenas había ingresado en la compañía solamente unos meses atrás.
Muchos compañeros me pidieron ayuda para que les enseñara los procesos de Six Sigma, incluídos los complicados cálculos estadísticos.
En ese momento me dí cuenta de que ayudando podía atraer a la gente hacia mí.
Sin ser un líder y sin tener un puesto de jefe, me dí cuenta que ayudando a mis compañeros y resolviendo problemas de los demás, podría ejercer cierta influencia en ellos para que me vieran como un profesionista respetable, comprometido y con altos estándares de desempeño.